Spring cleaning and Marie-Kondo the shit out of this pain

"Es hora de cambiar tu vida", pienso. Es hora de cambiar mi vida por décimo novena vez este año. Es hora de cambiar mi vida, nuevamente. Solo Dios sabe cuántas veces he pasado por este mismo trecho antes, treinta y cuatro cambios en los últimos dos años, sesenta y siete mil nuevas identidades desde que tengo diecinueve años, infinitas combinaciones de personalidad y nuevos objetivos cada tres segundos. 

Y me siento agotada, como una puerta desvencijada con bisagras herrumbradas y madera destendida. Me acuerdo de las casas nuevas en Shumipamba, tenían las puertas deformes. Habían cortado los leños en uno de los tantos inviernos imprevistos y cuando llegó el verano, la madera decidió abrirse lejana a la estructura inicial. Durante el día, entrábamos y salíamos de la casa empujando la puerta con el hombro, el frío nocturno comprimía las fibras de la madera y una vez el sol bañaba cada rincón de la finca, su origen vegetal desataba el crecimiento absurdo en contra de su estructura definida durante la construcción.
Amaba esas puertas defectuosas. Eran especiales, todos se quejaban de ellas, pero yo las encontraba fascinantes, y me siento absurda comparándome con puertas, absurda y patética y entristecida.

Es hora de cambiar mi vida nuevamente, ya no quiero sufrir, necesito dejar ir todo lo que duele. Necesito sacarlo de mi pecho, spring cleaning, Marie-Kondo the shit out of this pain.
Quizá nunca deje de sacudirme al recordar todos los momentos en los que me perdí, quizá nunca aprenda a no ocultar mis heridas, quizá necesite volver a tomar antidepresivos y seguir siguiendo con la vida. Pero estoy bien con eso, quiero confiar.

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