martes

me gusta la poesía, pero nunca me he atrevido a escribir un poema, me aterroriza ser incluso más cutre de lo que normalmente soy cuando tomo la batuta creativa y me aventuro a escribir del amor, de las relaciones, idealizadas o no. 

casi sin temer las represalias externas de aquellos que alimentan mis relatos, dedico mis mañanas, tardes, y noches a la devota misión de partir mi corazón en miles de pedazos y examinarlos cuidadosamente en busca de un origen.

leer poesía evoca un sentido ajeno de pertenencia, un ruido vago que pretende traer nuevamente el recuerdo de los días felices -cualesquiera que estos sean- a la gaveta principal de la memoria; leer poesía en las mañanas, en las tardes, cuando llueve, bajo los efectos amortizantes del alcohol, después de caminar en el bosque, bajo un arupo en flor, durante el mes de agosto, mientras escuchas bossa nova; leer poesía, así nomás.

ahora, escribir poesía, ¿estás segura?

¿escribir poesía?

exponer las heridas al sol, amar profundamente el calor inestable de un baño turco, cosechar ortiga y untarla diariamente en las plantas de los pies sólo para decir que tenemos un deber sagrado que cumplir.

siento que escribir poesía es un poco eso, doler abiertamente, pero rimando y organizando los párrafos amistosos en líneas cortas que deflectan intelectualidad.

tengo la idea de que la gente que escribe poesía debe ser muy culta y sabida, yo también hago analogías entretenidas pero no sé hasta qué punto me da la energía para querer explicarme una y otra y otra y otra vez, o seguir el hilo metafórico aún cuando desearías hablar de otras cosas, de otras latitudes, de otras llamaradas emocionales podrían explicar el sentido de tu poema pero que no terminan de ser completamente adecuadas para la idea y la analogía que hacías hace un segundo (o verso).

¿será que alguien más encuentra sentido en lo que escribo?
a veces tengo miedo de no saber explicarme bien, uso muchas palabras e intento ser pormenorizada con los detalles, necesito ser entendida a toda costa, pero siento que a veces me nacen las palabras desde lo más profundo del alma, y una oración puede hacerme mucho sentido a mí, pero genuinamente confundirle masivamente a la persona con la que estoy hablando.

entonces sí, me cuestiono acerca del poder liberador de la palabra cuando esta no ha recibido un feedback continuo acerca de la capacidad de estructurar ideas concretas, o simplemente de hacer sentido.

hacer sentido, qué gran frase.

hacer sentido.

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