Diarios - La Renovación / Rocío de Todos los Campos - Natalia Lafourcade

Enciendes el barro en tus manos, pasiones de amor prohibido.
Rocío de los corazones que van a tu casa a llorar, rocío de todos los cielos, de fiestas y de soledad. Tú enciendes el fuego en la noche, escuchas fantasmas andar. 
Desvistes tu cuerpo y tu alma, para en el agua nada.

Libre serás, para siempre. 

De vez en cuando es importante quedarse en silencio. Profundo y absoluto silencio. Sentarse en la tierra y respirar, la mirada expectante hacia el firmamento y las manos sosteniendo todo el peso de nuestra humanidad.

Me sobrecoge pensar en lo maravilloso del camino y el destino. He recorrido tantos lugares buscando amor, abriendo mi corazón, arrancándolo de mi pecho, llevándolo en mis manos.

Llevo el corazón en las manos, y te pido que me veas, que me toques, que abraces mi espalda desnuda y fría. Lloro ampliamente, sin mesura, y no encuentro dirección. Y vos no estabas ahí, ni siquiera existes.

Encontré una pregunta en medio del jardín: ¿qué propósito cumple seguir cargando con este recuerdo?
Sacudí las hojas que se habían juntado entre mis piernas y pensé.

Pensar. Me gusta mucho pensar. Me gusta mucho, mucho pensar.

La persona que un día fui, creció. La persona que un día conocí, desapareció. Habían nuevas manos y nuevas piernas en el lugar sombrío donde solía pasar mis días. De repente, me encontraba en dirección al infinito verano, y las voces a mi alrededor sonaban difusas. 

No había tenido mucho tiempo de conversar conmigo misma, y aprovechaba las breves pausas de la vida para reconocerme frente a cualquier reflejo que encontrara y hacerme miles de preguntas agudas. Comenzaba a dibujar un perfil claro de la persona que había sido hace dos años, tres años, cuatro años, seis años, nueve años, diez años, y la persona que era hoy. 

Mi corazón todavía palpitaba profundamente por los atardeceres asombrosos, y saltaba de alegría con las olas del mar. Era la misma persona, pero cargaba con una geografía vasta y amplia. Mis hombros estaban bronceados, y escuchaba música todos los días. 

Era yo imaginada a través de un libro. Feliz, eterna.

Al responder la pregunta, un suspiro aliviado salió de mí, y confiada, me dirigí a casa.

Las renovaciones, y nuevas oportunidades nacen en medio de la semana, y jamás coinciden con el inicio de un nuevo año. Las renovaciones tienen que salir de adentro, y florecer en calma. 

Y cada mañana, preguntarse a una misma el por qué de las cosas. Sobretodo de esas que nos revuelven el corazón y apretujan las manos en un recuerdo que jamás volverá.

Pienso mucho, pienso constantemente, pienso con vehemencia. Y hoy decido seguir pensando desde un lugar diferente, desde una persona diferente. Me encuentro en el proceso de descubrir la nueva vida que disfrutaré de hoy en adelante, desde esta noche, este instante. 

 Una grata bienvenida, un alivio poder existir. Ansío conocerme, descubrirme, forjarme, amarme.

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