Diarios: Haber regresado al lugar de donde me había convencido jamás regresaría.

Este es un texto algo difícil de escribir, no tengo muy claro qué quiero comunicar, solo sé que quiero explicar al mundo que me siento ligeramente más triste de lo normal porque he tomado malas decisiones que me llevan de vuelta a los lugares que me hicieron triste hace mucho tiempo.

Mi objetivo es claro: no sentirme triste, y aunque suene como algo sencillo o en teoría bastante atendible, hay días en los que siento que no logro llegar a ese punto. Y no necesariamente porque no logre hacer las cosas sino por una razón mucho más crucial: me siento abandonada en el mundo y siento que no sé cómo afrontar el mundo. Desde mi experiencia inmediata hasta mis emociones más complejas. 

Siento que mi mente viaja a una velocidad inesperada, no logro hacer sentido de todas las cosas que pasan por ella en un milisegundo y tener coherencia es difícil. 

Desde que mamá regresó, mi vida se siente en medio de una bruma. Es como si el universo entero me estuviese diciendo que no debería estar cerca de ella nunca. Es un mal presagio cuando todo el mundo apunta con un dedo pero tu no regresas a ver. Construir reglas y límites en mi día a día se ha vuelto cuestión de tortura, no encuentro paz o sosiego en medio de la bruma al rededor de mi vida. Me siento invalidada de mi principal decisión de hacer y deshacer en mi vida, como si no tuviera derecho alguno a merecer un mejor mañana, un mejor futuro, un mejor proceder. 

Cuando me quedo pensante, refugiada en el pasado, siento una clarividencia casi celestial sobre cómo debía haber tomado las decisiones que ahora me torturan y siento el peso de los días cayéndome para recordar cómo es que tendría que estar ahora mismo sintiéndome, haciendo mi vida, haciendo y rehaciendo mis pasos en lugar de criticar mis penurias pasadas. 

Me siento absurda, no tengo dirección ni objetivo, solo busco paz pero sin ningún paso en concreto, hago mil cosas y nunca me explico realmente. No sé ni siquiera qué tanto estoy escribiendo, debería estar en busca de un futuro mejor, de un futuro diferente, de un ahora más cómodo y menos estrambótico y repleto de cambios y adioses.