Diarios: Extremoduro, Biela Negra
Ayer me acordé de vos como no lo había hecho en mucho tiempo, o como no lo había querido reconocer. Me siento confundida muy a menudo, no sé por qué todavía siento que tu vida pertenece en la mía, no sé por qué ni cómo nos convertimos en las personas que se extrañan pero que no se tienen, no se pertenecen, no se ven.
Pensé largamente en las veces que caminamos por las calles en las que ahora vivo una vida diferente, y sentí que no habían cambiado mucho desde la última vez que nos conocí.
Estuve en el mismo lugar en el que me dijiste "te quiero" por primera vez, cómo me iba a olvidar de estar a tu lado, feliz y dichosa de compartir mis días a tu lado, y vos diciéndome que me querías mientras Si Te Vas sonaba. Siento que no te he dejado ir porque me traes tanta felicidad y tanta paz y tanta emoción al pensarte que se sentiría como un engaño el olvidarte. Intenté eso mucho tiempo, mucho tiempo. Soy una persona distinta a la que conociste y de la que te enamoraste, pero también soy una persona distinta por vos. No hubiese logrado superar todas las penas que me ahogaban día a día si no hubiese sido porque me obligaste a ser feliz, a ser mejor, a dejarme querer y a querer querer bien.
Te quise mucho, te quise mucho e hice las cosas mal, lo suficientemente mal como para perder el sentido de lo que necesitaba y que en ese momento eras tú.
A pesar de todo, sigues perteneciéndome en el momento de la vida que compartimos. Te deseo siempre alas y un buen viento, me alegra profundamente saber que eres feliz. Te quiero por siempre.
Comentarios
Publicar un comentario