Diarios de la depresión: Sunday scaries
Desde que tomo antidepresivos, los domingos no se ven como algo inalcanzable. Suelo romantizar absolutamente todo lo que sucede en mi vida, por lo tanto, romantizo el haber decidido tomar medicamentos para dejar de estar triste.
Estar triste es algo cómodo, puedes sentarte en la tarde a revisar las cosas que no has hecho bien y caer en un pozo de conmiseración propia tan profundo que olvidarás qué hora es y seguirás jugando a ser el mundo en contra de vos.
Los antidepresivos no son tan malos como parecen. Me olvido de las cosas y todavía me cuesta pensar cómo deberíamos estar actuando, cómo debería estar actuando frente al mundo y a la vida y a lo que hago en un día a día. Pero no tener la horrible sensación de que el mundo se está hundiendo ha sido un gran alivio.
Siento que corro muy a menudo, siento que se me hizo costumbre hacer o decir cosas que no son particularmente fáciles, pero que me permiten decir o hacer o vivir una vida que no termina de ser mía. Y el poder sentirme en control de ella me ha aliviado profundamente.
Quisiera sentarme un fin de semana a escribir. Escribir sobre la vida y sobre los dolores. Quisiera dejar a un lado los recuerdos de tristeza que me inundaban cuando tenía dieciséis. Pero ahora no siento tan profundamente las cosas, o quizá solo es la sertralina hablando.
Realmente no he sentido un cambio tan fundamental. No me he sentido inutilizada, al contrario he creído que la vida merece más de mi parte. He sentido que las cosas son funcionales, he sentido que la vida tiene sentido.
Cuando pienso en todo lo que tengo que hacer ya no existe un puñal en medio de mi pecho, sino que siento el alivio de haberme sentido en paz, plena y absoluta. Hoy tengo ganas de irme a dormir temprano, como lo hacía los domingos de la depresión, pero hoy siento que puedo hacer algo más que solo dormir, hoy puedo esforzarme, hoy puedo disfrutar, hoy puedo estar en paz.
La próxima semana dibujaré y nadaré y estaré en terapia. Habrá una nueva persona que me ayude con los requerimientos más básicos de mi trabajo y sentiré que todo irá bien.
Siento ahora que sí puedo organizarme, mi cerebro está en calma, mi cerebro está en paz.
Los diarios de la depresión serán todo aquello que use para poder escribir de las experiencias de tener una vida renovada. Tengo fe, confío, pruebo y analizo.
Esperanza, puedo hablar de esperanza.
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