Diarios de la depresión: Sertralina y reuniones familiares.

Hoy no tengo muchas palabras. Es domingo pero no estoy triste, desde el martes pasado tomo en el desayuno una píldora para volver a ser funcional. Toma de cuatro a doce semanas convertirse en una persona funcional después de haber pasado varios meses en el abandono. No deben mezclarse con el alcohol porque puedes terminar llorando en el baño del bar donde alguna vez perdiste tu anillo después de haber bebido muchas pintas de cerveza artesanal.

Quisiera que no venga la semana laboral para poder enfrascarme en este fin de semana con mi familia que me ha dejado saber que todavía existe un poco de esperanza en el mundo de las razones por las cuales deberíamos despertarnos todos los días a hacer cosas. Yo a veces no tengo ninguna razón para despertarme más allá que la necesidad de conectarme a trabajar, y casi todas esas veces no tengo razones para desconectarme cuando llegan las seis de la tarde y tengo que dejar de trabajar y me siento pegada a mi asiento porque nunca termino de acabar de hacer cosas.

Esta semana promete ser extenuante, pero emocionante al máximo. Espero prontamente poder expresarme de manera efusiva sin tener un agujero en el pecho, espero que la tristeza deje de abalanzarse sobre mi como un animal en cacería. 
Cuando pienso en todas las cosas increíbles que haré cuando deje de sentirme triste, entonces, y solo entonces, puedo seguir pedaleando.


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